miércoles, 8 de julio de 2009

Día 13

Florencia Meyer: - Cuando Florencia vio aparecer a Lucila, no supo si alegrarse o asustarse, recordaba que cuando ella abandonó el salón de baile , ella la había quedado mirando sorprendida, venia muy pálida Lucila, seguramente estuvo todo este tiempo bajo el sopor de la fiebre por intoxicación....al parecer no estaba muy clara de todos los acontecimientos que habían sucedido en su ausencia....su expresión mostraba desconcierto....¿ seria ella la persona que a Florencia le pareció escuchar cuando ella bajaba nuevamente al salón después de la caída del hombre?, ¿porqué Lucila la miraba ? Florencia sabía que tenía que tomar una decisión...esta espera angustiante la estaba matando.....Pensó que tendría que acudir a la policía, contarles los hechos ¿pero, cuáles eran los reales y cuáles los de su imaginación?.....era absolutamente necesario aclarar las cosas...no podía presentarse a la policía sin tener clara la verdad...

Adolfo y Beatriz: - Adolfo salió de su camarote, aburrido de estar encerrado y con intención de coger un poco de aire marítimo, limpio y húmedo; le hacía mucha falta, había dejado a Beatriz vistiéndose y acicalándose un poco, la intoxicación la había afectado y lucía muy pálida.Al cerrar su camarote observo una sombra que pareció esconderse de su presencia, una figura de un hombre fuerte y alto a quien no reconoció, pues estaba con su mente ausente. Le pareció extraño, pero al ver a las muchachas cerca se le olvido la cuestión del hombre aquel. Hola niñas, hola Lucila, hola Florencia, para adónde van??? Será que me les pego hasta que llegue Beatriz?Gracias muchachas, hoy promete ser un día muy lindo si es que otro caballero o dama no resuelve darse un chapuzón.Es la primera vez que salimos del camarote, Beatriz estuvo muy malita pero ya se repone! La fruta es la que debe estar contaminada pues eso fue lo único que mi mujer comió esa noche.Han visto a la viuda? siempre tiraron el cuerpo al mar??? Qué extraño todo esto y que irresponsabilidad tan grande la de las autoridades del barco.vamos muchachas cuéntenme lo que sepan o sospechen... Florencia tu no viste nada esa noche?, acababas de salir del salón de baile...Adolfo se quedó esperando respuesta mientras miraba a Florencia, quien tímidamente se empezó a morder una uña, y no lo volvió a mirar de frente.

Florencia Meyer: - Hola Adolfo ....si claro...encantadas, que bueno que Beatriz ya se recupera.....Se extraña ella , es muy amorosa tu mujer....No....yo al menos no la he visto....Me imagino que estará haciendo los preparativos fúnebres.....¿¿¿¿¿¿¿ que????....¿ a que te refieres????, ¿ que sabes ....Dime--- ¿ porque yo tendría que saber algo?...Disculpa Adolfo....es que estoy muy alterada....esto me tiene muy mal........... Y..... si ¿ sabes?...vi varias cosas esa noche , y escuche otras tantas....pero estaba afiebrada y asustada....y me gustaría contarte ...quizás puedas ayudarme....necesito tu opinión......estoy muy confundida en todo esto.......

Romina: - En tanto los demás pasajeros iban recuperándose lentamente, Romina se encontraba casi plenamente recuperada. Había sufrido una leve deshidratación, por lo que a tiempo había sido tratada con sueros intravenosos y otros medicamentos. Casi la totalidad de los asistentes a la fiesta de aquella fatídica noche habían presentado síntomas tales como fiebre, diarrea, mareo y vómitos. Pero el dispensario del Servicio médico estaba bien surtido de materiales, medicamentos e insumos necesarios para hacer frente a eventualidades como ésta en alta mar. La disposición del organigrama administrativo del crucero permitió inmediatamente responder a la crisis con un plan de emergencia que fue llevado a la práctica eficientemente por toda la tripulación, o la que estuviese momentáneamente disponible. Las autoridades recurrieron a la colaboración de aquellos pasajeros que se ofrecían como voluntarios. Los casos más graves serían tratados en tierra y desembarcados en el próximo puerto.
La pianista practicaba en su camarote con el teclado electrónico algunos ejercicios. Alguien golpeó a la puerta. Se levantó colocándose la bata y tomando el bastón que le habían proporcionado en la Administracion, para apoyarse, se acercó a la puerta. Pero antes de abrir Cristina estaba adentro. Dijo haber golpeado varias veces y ante la ausencia de respuesta se decidió a entrar preocupada.- Ah, Cris, no seguramente no te escuché por el piano, tenía alto los auriculares y estaba bastante concentrada... pero estoy bien, cada vez mejor...¿cómo estás tu? ¿y Julián?Cristina respondió que se sentían perfectamente ya y las dos conversaron largo rato acerca de lo sucedido a bordo. Estaban de acuerdo con Julián en que el crucero debía indemnizarlos por lo ocurriido y que además la policía debería tomar cartas en ese asunto así como en el del pasajero muerto, dos casos que requerían una pronta investigación.Pero entre tantos comentarios hablaron de un asunto más secreto. Julián era fotógrafo profesional, y trabajó muchos años en crónicas policiales para algunos periódicos. Tenía por tanto esa capacidad de... cómo decirlo, observación fotográfica, como producto de una deformación profesional. Había estado recorriendo el supuesto lugar del accidente con su cámara fotográfica y según lo poco que Cristina pudo sustraerle, había detectado unos cuántos detalles que podrían resultar indicios muy importantes en la resolución del caso del difunto Massimo. Pero eso era todo lo que le había dicho. Cristina entonces estaba preocupada porque no quería ver a su marido envuelto en problemas y menos que menos en peligro. Y esto comentaba con Romina, lamentándose de que su marido fuera tan terco.- Bueno amiga, tu marido sabe cómo manejarse y tiene buenos contactos, sinceramente no creo que debas preocuparte... pero, por si acaso, tratemos de estar al tanto nosotras. Averiguá todo lo que puedas... Cris, pasando a otro asunto hablaré con mis hijos. Ya no quiero que aborden, no hasta que no recupere la confianza en este barco y lo considere un lugar seguro para ellos. Pero si no suben, yo tendré que bajar porque de todas formas deberán tener sus vacaciones conmigo...

DG y Pepiño: - Don Gregorio no podia disimular la fascinación por los sucesos encadenados que se habían sucedido desde que embarcaron. Pepiño, muy recuperado de sus mareos, hablaba animadamente desgranándoselos uno a uno. Estaba lo sucedido con ese señor de nombre italiano, quien cada uno explicaba una versión distinta, pero que lo que coincidian era en que estaba apoyado en la barandilla casi inmóvil hasta que cayó por la borda. Estaba el extraño comportamiento de su viuda, del que ya había oído hablar por la enfermera (guapa enfermera, pensó).La gran cantidad de contradicciones de quien parecía ser que le había empujado... o no.La epidemia que asolaba el crucero y, que hanía impedido ver al capitán casi desde que zarparon del primer puerto.Las demás actitudes, desde la del matrimonio que celebraban su "nosecuantos" aniversario, o de buena parte del pasaje que había analizado, eran los comportamientos propios de quien está de vacaciones, y aún no ha tenido tiempo de desconectarse de sus rutinas. Estaba claro que todo era un extraordinario embrollo.
DG escuchó con mucha atención esbozando la sonrisa curiosa a la que su cara no estaba acostumbrada.

Don Gregorio: Don Gregorio se comportaba como siempre, con poca amabilidad y pocas ganas de relacionarse, si no estaba seguro de quién era aquel que se atrevía a dirigirse a él. Le habían enseñado toda su vida a comportarse correctamente en las formas pero poco en el arte de ser educado en los fondos. Su vida fàcil, le había curtido en el arte del "dolce far niente" y en el de aparentar.Cuando estaba solo en el camarote, revisaba el contenido del maletín del que no se desprendió en ningún momento desde su llegada, y que llevaba siempre con él. Le daba un cierto toque elegante de hombre de negocios, aunque nada mas lejos.Había sido toda su vida un negado para todo, y las cosas mas sencillas y habituales se las resolvía Pepiño.Pepiño finalmente, una vez acabado el relato, decidió averiguar como funcionaba todo el asunto de las comidas y restaurantes, ya que DG era tan poco autosuficiente con sus tics y vicios absurdos en no relacionarse, que necesitaba no tan solo informarse de quien era quien, sino de qué pasaba y cuáles eran las rutinas del barco.Casi sin quererlo, acumulaba ya mucha información, aunque era tan profusa y variopinta, que no se atrevía a juntarla y encontrar una explicación a todo ese lío. Le pidió permiso a Don Gregorio y salió del camarote.

Milenna: -Yami tienes que calmarte, tenemos que hacer los preparativos para llevar a tierra los restos de Massimo, por ahì estaba oyendo al personal de abordo que lo tirarìan al mar--Noooooooooooooooo- chillò Yamileh, eso no, anda hablas con el Capitàn con quien sea, que te desocupen una cava para conservarlo, paga lo que sea pero que a mi Massi no me lo echen al mar. Anda a ver Milenna, anda a arreglar eso, que irè a cubierta a ver los pormenores, me dicen que no han retirado aùn el cadaver a falta del Capitàn que està indispuesto, èl es la ùnica autoridad.Mientras Milenna saliò atribulada a hablar con el personal de abordo, Yamireh se armò de valor para identificar el cadàver de su esposo, serìa la prueba màs dura de su vida, iba temblorosa, con miedo de enfrentarse a lo que no habìa querido ver, le fue suficiente con ver sus zapatos, esos se los habìa regalado ella y el pantalòn beige caki que tanto le gustaba. Estaba deshecha, iba a comenzar a subir a cubierta, en eso, puso el pie en el primer escalòn y levantò la vista para ir viendo la subida y mayùscula fue su sorpresa cuando al final estaba parado su Massimo con cara de tragedia por todo lo sucedido, sòlo alcanzò a decir:-Yami, amooooreeee!!!- y se desvaneciò, no soportò la visiòn.

Yamireh y Massimo: - En verdad no era ninguna visiòn, era el mismìsimo Massimo que sorprendido por todo el escàndalo, saliò del camarote y subiò a cubierta para enterarse de lo que sucedìa, al no ver a Yamireh por ninguna parte, entre tanta confusiòn ni a Milenna, entrò en pànico y comenzò a buscar en el salòn principal del Crucero, desesperado por no encontrarlas, fue de un lugar a otro, pensò en un secuestro o una toma del Crucero por piratas del Caribe, estaba verdaderamente alarmado, sabiendo de la procedencia de la familia àrabe poderosa de la q ella provenìa, casi que estaban de incògnita en ese Crucero, se lamentaba una y otra vez que èl fue quien insistiò para que viniera al mismo a relajarse y a ver si podìa olvidar su obseciòn por los aparatos electrònicos, se culpò mil veces, iba como poseìdo de lugar en lugar, paso por los 5 casinos del Crucero, buscò en las cuatro cubiertas, hablò con el personal y no las habìan visto, estaba entrando en caos cuando fue que tomò ese atajo para bajar a los lados de la enfermerìa cuando consiguiò al amor de su vida, que lo ùnico que pudo emitir fue ese tremendo grito.-Yami, Yami amoooreee!! què alguien me ayude-En eso de la enfermerìa saliò un enfermero y abriò las puertas de par en par pues ya Massimo la traìa en brazos totalmente azorado. Doctor, le dijo, algunas sales para que reaccione por favor, creo que ha sufrido una impresiòn, no lo entiendo en verdad.-Quièn es usted señor?- inquiriò el personal paramèdico.-Soy su esposo--¿Còmo que su esposo?, si usted supuestamente està fallecido en la cubierta, ellla acababa de recuperarse del tremendo shock que le ocasionò verlo ahì tirado- espetò el paramèdico.-Ma noooo, ma che cosa tu me stai dicendo della mia moglie???- contestò desesperado Massimo que ni cuenta se diò que hablaba ya en su idioma natal. Se estaba poniendo frenètico como buen italiano, cuando en ese momento Yamireh recobrò la conciencia y èl se calmò.-Amoooreee, amooree, che ha succeso amore??- se avalanzò Massimo sobre su esposa, besàndola y abrazàndola y secàndole las làgrimas.-Massiii, no lo entiendo, te vi tirado allì, pensè que eras tu, tus zapatos, el pantalòn... no tuve valor para seguir mirando sino què gritè como una poseìda, al ver que te perdì-, lloriqueaba Yamireh.-Ma carigno bello, si ho ascoltato la tua voce e ho uscito veloce per vedere che ha succeso amore- le exlicaba Massimo a Yamireh ya que se habìa asustado con el grito que habìa oìdo, estaba seguro que era el grito de su mujer, por eso saliò del camarote velozmente, cuando fue que no las encontrò.

Milenna: - Estaba hablando con el personal de abordo cuando sintiò que de pronto la gente aplaudìa, se extrañò de oir eso, viendo la tragedia que habia sucedido, ya tenìa todo finiquitado, estaba arreglando los pormenores de la cava donde iban a conservar el cuerpo de Massimo hasta que llegaran al pròximo puerto. Saliò de la oficina administrativa con las documentaciones pertinentes para que el Capitàn firmara la certificaciòn de muerte e iba pensando còmo iba a hacer para comunicarle a los niños lo que habìa sucedido, no podìa ni pensar, ponìendose en los zapatos de Yamireh, tenìa un sòlo caos en la cabeza, cuando decidiò unirse a Yamireh en la cubierta, pensò, estarìa sola, luego que botò a todo mundo de ahi por semejante espectàculo. Llegò a cubierta y se extrañò de no ver a Yamireh, solo a dos Personal de Custodia que esperaban por el levantamiento del cadàver, esa desolaciòn le diò un frìo en la espalda, se dijo, capaz que Yamireh no se sintiò en condiciones, bueno serè yo quien haga la identificaciòn, ya debe estar por subir el Capitàn o su Primero de Abordo, debo estar preparada, tendrè que alzar la lona de su cara, que macabro esto. Estaba absorta en estos pensamientos cuando de pronto reparò que el cuerpo era demasiado corpulento, sì eran los zapatos, sì era el pantalòn caki q tanto le gustaba a Massimo, pero le lucìa como si se hubiera hinchado, que raro.Se acercò temerosa, con miedo, con dolor, para enfrentarse a ese espectàculo dantesco y armada de valor le hizo una seña al Personal de Seguridad para que le levantaran la lona que cubrìa medio cuerpo. El cuerpo le temblaba sin control, ya para esto el Sr. Pepiño se le habìa unido para acompañarla en estos trances tan severos, bajò la cabeza, no querìa mirar cuando èl tuvo que ordenar que de una vez levantaran esa lona.Milenna estaba al punto del desmayo, se le fue la fortaleza en pensar semejante pèrdida y lo q deberìa enfrentar, cuando viò de una vez el cadàver, pegò un grito de sorpresa, y gritò:-No es Massimo Portellone, no es Massimo, no lo es. Dios miiiiooooo- y voltèandose llorosa y sonriente mirò a Pepiño y le diò un impulsivo beso, que el constreñido Pepiño ni sabìa còmo responder, pero se entrelazaron en un ardoroso y bien recompensado beso por todos los acontecimientos.Ella flotaba, èl rojo de la sorpresa le decìa todo circunspecto:-Señorita Milenna, creo q ahora debo acompañarla a la enfermerìa--Sì, vamos Sr. Pepiño, vamos, se me sale el corazòn, no se si de besarlo o por saber que no es Massimo--Por las dos cosas, por las dos cosas- y tosiò azorado el buen Pepiño.

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